A veces éxito de público y favor crítico van unidos. Es el caso de A Piragua, la obra escrita y dirigida por Cándido Pazó galardonada con cuatro premios María Casares, emitida en entregas en un magnífico programa cultural de radio, y reestrenada hace unos días en la sala en la que estuvo durante 23 jornadas (esto, en este rincón del mundo, es bastante).
En algunas reseñas leerán que la obra trata el tema de la violencia de género (utilizaré este inexacto término por cuestiones prácticas), y es cierto. Y lo hace, además, mirándote directamente y preguntándote si estás completamente seguro de que no hay nada de tí en Delio, el atormentado marido que acaba ejerciendo la mayor violencia posible sobre una persona de su mismo género. Enseñándote, si tu edad lo necesita, que no es aceptable que nadie imponga su ley aprovechando sus ventajas. Mostrando que todos cargamos con nuestras miserias, y no siempre somos capaces de impedir que los demás las vean.
Es cierto que en algunos momentos hay espacios que parecen de relleno, y también que alguno de los actores está por debajo de sus posibilidades habituales; pero todo ello forma parte de un texto exquisitamente equilibrado y rico, nada pretencioso. Y quizás sea esa humildad de Cándido Pazó la que propicia un texto que emociona, por supuesto gracias a la interpretación de Susana Dans (inmensa, sencillamente), Xosé Manuel Oliveira “Pico” y el resto de actores. Muy gráfica en este sentido es la entrevista en una televisión local que podéis ver al final de este texto, en la que el director ofrece de nuevo, del mismo modo que en la obra, silenciosas claves sobre muchos más aspectos que los planteados en origen.
Da mucho gusto poder presumir de excelente dramaturgia, y mencionarla en presencia de aquellos que siempre se quejan de la salud de las artes. Supongo que ya no podrán verla; en la mencionada entrevista se dice que el reestreno fue el fin de la obra. En cualquier caso, supongo que saben que el teatro también se puede leer.
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